El sexto Congreso Mundial sobre Salud Mental de la Mujer se reunirá esta semana en Tokio. Desde el primer congreso que se reunió en 2001, hemos sido testigos de una increíble e incluso vertiginosa explosión de actividad en este campo. Lo que alguna vez fue un pequeño estanque de investigación es ahora un océano. Durante la última década, la conciencia pública sobre los desafíos de salud mental que enfrentan las mujeres ha crecido enormemente, y podemos decir con certeza que hemos logrado poner este importante tema firmemente en el mapa médico.
Aún así, el campo de la salud mental de las mujeres enfrenta desafíos importantes. ¿Cómo podemos servir mejor a las mujeres y a los médicos que las cuidan a medida que avanzamos? Sigue habiendo obstáculos importantes que debemos abordar en términos de diagnóstico y tratamiento de enfermedades psiquiátricas en las mujeres, y esto sigue siendo particularmente problemático para las mujeres que sufren de depresión en el contexto de la maternidad.
Se estima que aproximadamente el 15% de las mujeres sufren depresión durante el embarazo o el posparto. Antes de la década de 1980, la mayoría de las nuevas madres nunca habían oído hablar de la depresión posparto.
Sin embargo, en las últimas décadas, hemos logrado un progreso considerable en la educación de las mujeres sobre su riesgo de enfermedad psiquiátrica durante este tiempo vulnerable, y ahora las mujeres tienen una comprensión mucho más sofisticada de la depresión como una enfermedad real, pero tratable. Aún así, la mayoría de las mujeres con depresión en este entorno no reciben el tratamiento adecuado.
En 2010, el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos recomendó la detección de la depresión en todas las mujeres embarazadas y posparto. Muchos estados han redactado una legislación que respalda u ordena la detección universal de la depresión perinatal. Lo que vemos ahora es un número cada vez mayor de profesionales de la salud que se sienten cómodos hablando y evaluando la depresión en esta población vulnerable.
Lamentablemente, parece que esta vigilancia intensificada no se ha traducido necesariamente en un mayor acceso a la atención para las mujeres que más lo necesitan. Múltiples estudios han demostrado que se pueden utilizar diversos instrumentos de detección para facilitar la identificación de mujeres con depresión durante el embarazo y el período posparto. Pero solo unos pocos estudios han examinado los resultados de las mujeres que fueron identificadas como deprimidas utilizando estas técnicas de detección.
Los resultados han sido pésimos, lo que indica que, si bien podemos identificar con éxito a las mujeres con depresión, menos de un tercio de estas mujeres terminan recibiendo algún tipo de tratamiento.